
República Dominicana tiene lugares únicos para disfrutar del turismo enfocado en la preservación de nuestro hábitat. San José de Ocoa, Constanza y Jarabacoa son tres destinos privilegiados por la belleza de su territorio, la calidez de su gente y los atractivos ecoturísticos que poseen para el disfrute de visitantes nacionales y extranjeros.
San José de Ocoa: Iniciamos nuestro viaje en San José de Ocoa, que en 2002 fue declarada provincia. Geográficamente, limita al Norte con las provincias Monseñor Nouel y La Vega; al Este con San Cristóbal; al Sur con Peravia, y al Oeste con Azua. Su territorio está enclavado en las hermosas montañas de la Cordillera Central que forman la Sierra de Ocoa. Por su privilegiada ubicación, alberga una variedad de áreas muy codiciadas para el ecoturismo. Sus afluentes principales son Ocoa y Nizao, siendo las aguas de este último vitales para la economía de la región Sur-central. La Loma de la Cruz es su pulmón ecológico, donde el 7 de abril de 2024 fue izada la bandera más grande del país, elaborada por el mismo pueblo.
Atractivos de Ocoa: Ocoa tiene zonas de valor ecoturístico como el municipio de Rancho Arriba, ubicado a 700 metros de altura. En Tatón, el verdor de los pinos, la espesa neblina y el canto de los pajuiles se unen para hacer de este lugar un paraíso. El Alambique, Saltos de Parra, La Bocaina, la Cueva de los Indios, Ramón Carola y Ramón Roa; y los centros turísticos El Roble, Rancho Francisco, Terraza Gloria y su parador fotográfico también garantizan inolvidables estadías. Dichos atractivos están enclavados en un pequeño valle intramontano en la rama sur de la Cordillera Central, a una altitud de 475 metros, por eso, generalmente, su temperatura oscila entre los 17 y 29 °C. Por su clima y paisajes de montañas que se asemejan a Suiza, este destino caribeño es conocido como “La Nueva Suiza”.
Gastronomía y Ecoturismo: La gastronomía de esta comunidad agrícola es deliciosa; entre sus platos más icónicos están el chivo ocoeño, el sancocho de habichuelas verdes, las canoas de plátano maduro, el queso de hoja de Rancho Arriba; así como una amplia variedad de platos que se cocinan con papa. Hace dos décadas, el Congreso Nacional validó la declaración de Ocoa como “provincia ecoturística”, mediante la Ley 151-04. Hasta el día de hoy, este destino sigue apostando a nuevas ofertas de alojamientos, bares, restaurantes, dulcerías y otras novedades que permiten vivir el turismo de aventura y rural, lo que a su vez, genera nuevos empleos e ingresos para la provincia.
Constanza: Ahora, durante 2 horas y 59 minutos nos movemos por carretera hacia el Valle Encantado del Caribe. Constanza tiene entre sus atractivos turísticos: las Pirámides, el Salto de Aguas Blancas, el Parque Nacional Valle Nuevo, el Balneario el Arroyazo, la Reserva Científica Ébano Verde, las Piedras Letradas, el Monumento a Francisco Caamaño, el Monumento al Divino Niño y la iglesia Nuestra Señora de las Mercedes. Este pueblo es líder en la producción de flores, vegetales y frutas tan buscadas como la fresa, kiwi, kaki, manzana, melocotón, ciruela, el níspero japonés y la guayaba fresa. Otro sello distintivo de la “Suiza del Caribe” es su gastronomía con platos tan suyos como la paella constancera, que se prepara con carne de conejo, cerdo, pollo, chorizos, arroz, pimientos rojos, tomates, ajíes, cebollas, azafrán, vainitas y habas. El dulce de fresa siempre acompaña estas delicias. Este destino pertenece a La Vega y está ubicado en el corazón de la Cordillera Central a unos 1.250 metros de altura, siendo este el pueblo más alto y frío de la isla y del Caribe. La “Suiza del Caribe” tiene una amplia propuesta de hospedajes ecológicos con hermosos e inspiradores paisajes.
Jarabacoa: Seguimos en La Vega, pero esta vez transitamos los 26 kilómetros que nos conducen de Constanza a Jarabacoa. Este municipio, ubicado a una altitud de 529 metros, es dueño de las postales más emocionantes que se captan en fotografías cuando las visitantes hacen rafting en el río Yaque del Norte, el más largo de República Dominicana y el único que ofrece esta adrenalina en el Caribe insular. Jarabacoa, que en taíno significa “lugar de aguas”, es un centro de ecoturismo que ofrece una variedad de alojamientos, desde ranchos a orillas del río Yaque del Norte y eco-lodges hasta lujosas villas de vacaciones enclavadas en las montañas. Otros atractivos de este pueblo muy visitado los fines de semana son montar a caballo o en motocicleta a lo largo de sus verdes campos perfumados de cilantro y tayota, y de las fincas de café. Para quienes aman la adrenalina desde el aire, pueden optar por ver paisajes inolvidables de los picos, valles y cascadas de Jarabacoa desde un parapente.
Festival de las Flores: Junto con los otros seis ríos que nacen allí, incluyendo el Yaque del Norte y sus afluentes, conforman un enclave de cascadas y aventuras al aire libre ideales para practicar barranquismo y rapel en el Salto Baiguate, escalada hasta el Salto de Jimenoa, o nadar en La Cortina y en La Confluencia, dos parques con piscinas naturales. Vale destacar también que Jarabacoa es el único pueblo del país donde cada verano se organiza el Festival de las Flores que atrae a visitantes nacionales y extranjeros que disfrutan vivir una experiencia llena de creatividad, color, música y diversión.
Conclusión: Nuestro recorrido por estos destinos con vocación turística finaliza recordando que estos lugares de ensueño siguen apostando por el ecoturismo como una oferta que crea conciencia, respeto ambiental y cultural; simultáneamente proporcionan beneficios financieros directos para la conservación de su hábitat y brindan experiencias positivas a dominicanos y extranjeros. ¡Disfrutémoslos en compañía de amigos y familiares!
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