
Este viernes, los partidarios de Evo Morales tuvieron un enfrentamiento con un contingente de policías antidisturbios en La Paz mientras intentaban acercarse a la sede del Tribunal Supremo Electoral. Los incidentes resultaron en cinco detenciones y varios heridos, incluidos agentes policiales y periodistas, según reportó la Defensoría del Pueblo, que permitió el seguimiento de los hechos.
El día anterior, los leales al cocalero comenzaron una marcha desde la región central de Cochabamba hasta el vecindario de Sopocachi, con la intención de apoyar al político en su intención de participar en las elecciones presidenciales de agosto y respaldar su candidatura, a pesar de estar inhabilitado por la legislación boliviana.
Previniendo posibles altercados, las autoridades implementaron un amplio operativo en los alrededores de la plaza Abaroa y las calles cercanas al TSE, con cordones de seguridad y la presencia de oficiales, para garantizar que el proceso de inscripción de candidatos se llevara a cabo “de manera ordenada”.
Incluso esta mañana, el secretario de Cámara, Fernando Arteaga, aclaró que se permitiría el acceso a los delegados de cada partido político que llegaran con la documentación requerida, pero no a sus seguidores y simpatizantes, como ha sucedido en varias ocasiones anteriormente.
No obstante, al llegar a La Paz, el grupo de evistas sobrepasó a los policías de forma violenta y abrió camino en medio de empujones, lanzando agua y petardos. Esto obligó a las fuerzas del orden a utilizar gas pimienta, gas lacrimógeno y balines de goma para restaurar el orden.
“Esta manifestación no es pacífica. . . están usando petardos y piedras que ponen en riesgo la integridad de los policías y también hubo ataques contra la prensa. Eso no lo permitiremos”, aseveró Juan Russo, comandante de las fuerzas de seguridad que participó en el operativo.
Morales sostiene que buscará un lugar en las elecciones del próximo 17 de agosto para recuperar la presidencia de Bolivia.
El inconveniente es que las propias leyes nacionales se lo impiden, ya que la reelección presidencial solo está permitida una vez de manera continua y sin opción a un tercer mandato, y, de hecho, el cocalero ya fue presidente entre 2006 y 2009, 2010 y 2014, así como entre 2015 y 2019.
A pesar de eso, el político ha acusado a su principal opositor, el presidente Luis Arce, de haber iniciado una “guerra judicial, política y electoral” en su contra para excluirlo de los comicios por intereses personales, y aseguró que registrará su candidatura a pesar de todo.
“Solo podremos unirnos con compañeros que sean honrados, leales al pueblo y firmes en sus ideales revolucionarios, que se entreguen a la patria y no al dinero”, escribió este viernes en su cuenta de X refiriéndose al presidente.
Sin embargo, Arce se retiró de la contienda esta semana y, en cambio, llamó a mantener la unidad dentro del Movimiento al Socialismo para evitar que la derecha obtenga la victoria.
A pesar de la persistencia de Morales, aún no ha sido visto en la marcha junto a sus seguidores ni en las cercanías del TSE para formalizar su candidatura.
Su aparición podría ser arriesgada, ya que todavía enfrenta un requerimiento de captura por un caso de presunto abuso de una menor que ocurrió durante su primer mandato.
El cocalero ha estado en reclusión en Cochabamba desde entonces, por lo que su salida de su base podría facilitar la actuación de la Policía, aunque el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, lo instó a “presentarse de manera voluntaria ante la Justicia boliviana”.
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